Hoy, desperté, y a pesar de amar tanto la vida, mi rostro tenía un signo de interrogación. Traté de borrarlo con agua, intente exponerme al aire, probé untando "menjurges" en él pero no. Así que lo único que me quedaba por hacer era buscar el ¿¿por qué estaba ese signo ahi??.
Comencé haciendo una recompilación de los hechos; el día anterior, había hecho lo mismo que vengo haciendo desde hace ya varios meses, escribir y escribir, así que lo único que se me ocurrió fue pensar que alguien lo había puesto ahí mientras dormía. Pense en posibles culpables. Ma, a quién ridículamente llamo "machis", pero no, ella no podría haber sido, digamos que cae en una especie de coma mientras duerme así que no, ella no pudo ser, no había poder humano que la despertase esa noche. Fer, mi hermana, es muy bromista así que pudo, pero no, definitivamente no me jugaría este tipo de bromas, es demaciado serio para ella. Decidí pues, que debía retroceder más ayá ya que el ser humano gasta energía inventando celulares "super slim" cuando podría ya haber inventado algo que detenga el tiempo y no precisamente un bisturí.
Apesar de que traté recordando qué había hecho días, meses, años antes, nada tenía sentido y el signo cada vez se hacía más y más grande, pronto tendría !!cabeza de puntuación ortográfica!!, no podía permitirlo.
Salí a tomar un poco de aire, en mi noche y platicando con mi estrella, noté que algo estaba mal, yo. Las respuestas a mis preguntas no las habría de encontrar en los demás, lo que pensaba, lo que sentía y todo aquello que pasaba por mi mente no era más que obra mía. Pensé entonces, - ¿Por qué cuando algo te confunde, debes necesariamente buscar a alguien cuya culpa sea nula ante tu situación? Decidí entonces que nadie pintó ese signo en mí, lo hice yo misma y al analizar esto noté que el signo desaparecía y que una nueva yo nacía de entre un universo de culpables sin culpas. Mi estrella sonrió y asintió, pensando que la vida me había jugado otra pasada de la que nuevamente había conseguido salir con una sonrisa en mi rostro.
Salí a tomar un poco de aire, en mi noche y platicando con mi estrella, noté que algo estaba mal, yo. Las respuestas a mis preguntas no las habría de encontrar en los demás, lo que pensaba, lo que sentía y todo aquello que pasaba por mi mente no era más que obra mía. Pensé entonces, - ¿Por qué cuando algo te confunde, debes necesariamente buscar a alguien cuya culpa sea nula ante tu situación? Decidí entonces que nadie pintó ese signo en mí, lo hice yo misma y al analizar esto noté que el signo desaparecía y que una nueva yo nacía de entre un universo de culpables sin culpas. Mi estrella sonrió y asintió, pensando que la vida me había jugado otra pasada de la que nuevamente había conseguido salir con una sonrisa en mi rostro.
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